A veces, un libro no nos enseña algo nuevo, pero sí nos despierta a una verdad que llevábamos dentro. «Tráguese ese sapo», de Brian Tracy, fue para mí uno de esos libros. No se trata simplemente de técnicas de gestión del tiempo, sino de un llamado directo a la acción consciente, especialmente útil para quienes lideramos proyectos, equipos o nuestras propias vidas con grandes aspiraciones y poco tiempo.

El tiempo nunca alcanza, y nunca lo hará
Uno de los puntos más poderosos que me hizo aterrizar este libro es algo tan simple como incómodo: el tiempo nunca será suficiente para hacerlo todo. Esta no es una frase de resignación, sino una verdad estratégica. Reconocer esto cambia las reglas del juego. Ya no se trata de “hacer más cosas”, sino de “hacer lo que importa”.
Desde la perspectiva del liderazgo, este cambio es clave. No lideramos por la cantidad de actividades que ejecutamos, sino por nuestra capacidad de decidir qué merece realmente nuestra atención y energía.
Del instinto al método: dar estructura a lo que ya sabemos
Muchos de nosotros, por experiencia o intuición, ya hemos intentado priorizar. Muchas veces al priorizar lo hacemos desde la urgencia, desde el hábito o desde la comodidad. Pero hacerlo desde la intuición tiene límites. Lo que me gustó del enfoque del libro es cómo formaliza lo que ya sabemos, pero muchas veces no queremos reconocer: que no todas nuestras tareas valen lo mismo, y que hay que tener el coraje de comenzar por lo que más importa y menos nos gusta, de allí el símil de «tragarse primero el sapo más grande».
La Ley de Pareto como brújula
Aplicar la Ley de Pareto (80/20) a nuestros objetivos vitales y profesionales nos da una herramienta poderosa: entender que el 80% de nuestros resultados proviene del 20% de nuestros esfuerzos. Y ese 20% no siempre es lo más urgente, lo más visible, ni lo más cómodo. Pero es lo más importante. Esto le da claridad a una palabra que a veces se malinterpreta: priorizar no es elegir entre lo que me gusta y lo que no, sino entre lo que me acerca a mis objetivos y lo que me distrae de ellos. Al identificar las acciones que impactan altamente en el logro de los objetivos, podemos comenzar a priorizar de verdad, dejando en segundo plano lo que, aunque necesario, no sea determinante.
Tres pasos para liderar tu agenda —y tu vida
El libro propone varios enfoques, pero destaco tres pasos que considero aplicables no solo a nivel personal, sino para cualquier líder o equipo que quiera avanzar con intención:
- Hacer visible la carga: Hay que tomarse el tiempo de escribir todo lo que se tiene pendiente, en distintas escalas de tiempo (día, semana, mes, año). Ponerlo por escrito le quita la carga emocional y nos da perspectiva.
- Ordenar según impacto: En lugar de tratar todo por igual, hay que clasificar las tareas por el valor que aportan a las metas. No es cuestión de gusto ni de urgencia, sino de impacto.
- Empezar por lo que más cuesta: He aprendido que muchas veces las tareas más importantes son también las que más incomodidad generan. Dejarlas para después solo posterga el avance. «Tragarse ese sapo» —la tarea dura, prioritaria y estratégica— no es solo una técnica de eficiencia: es un acto de liderazgo.
Sacar el mayor provecho del tiempo no es solo una cuestión de productividad; es una forma de vivir con propósito. Cuando logramos enfocar nuestra energía en lo que realmente importa, avanzamos de forma más consciente y efectiva, tanto a nivel personal como profesional. Este enfoque, aunque simple, tiene el poder de transformar equipos, proyectos y vidas completas.
